martes, 30 de marzo de 2010

Pablo Emilio Moncayo... Libre... Libre... Libre...

Profesor Gustavo Moncayo, los maestros nos levantamos para abrazarlo por su entereza, por su valor; por el poder de carácter de conjugar el ser padre y el ser maestro ante la adversidad de esta guerra que atrapa a su hijo en la ignominia, donde la libertad está en la voluntad de dos fuerzas en contienda que la aplaza doce años...

Ante la tosudez la constancia, ante la crueldad del sufrimiento de su hijo y de su compañera esposa, el amor hecha acción valerosa de coger camino hasta encontrar las llaves de la libertad de su negro, como el profe le llama...

De Miguel Hernández estos versos que acompañen este feliz momento donde se hace luz su tarea de tener en libertad a Pablo Emilio:

"Para la libertad sangro, lucho, pervivo,
Para la libertad, mi
s ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos..."

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